Diario de un viajero: “anyi en Malta”
- 4 may 2018
- 2 Min. de lectura

Mucha gente me pregunta "¿por qué Malta?". Estando acá sólo se me ocurre contestarles "¿por qué no?".
La realidad es que la isla nunca estuvo en mis planes. Siempre soñé con vivir en otro país y, hasta Octubre del 2017, Irlanda parecía ser la mejor opción. No porque amase la idea de irme ahí, sino porque mi hermano lo hizo y me podía tirar un centro de lo que es.
Sabía que quería Europa para aprovechar la doble ciudadanía; sabía que Sudamérica o España no significaban un gran desafío por tener la facilidad del idioma; sabía que necesitaba un cambio de 180°. Entonces se me ocurrió googlear "países europeos con inglés como idioma oficial" y apareció en la lista. Malta.
¿Malta? ¿Dónde queda eso? ¿Se come?
Lo mejor fue buscarlo en Maps y ver que es un pedacito de tierra perdido en el Mar Mediterraneo.
Me gusta decir que lo mio con Malta fue amor a primera foto, porque cuando vi las imagenes en internet, no pude dejar de pensar en mudarme acá.

Hoy ya llevo un mes en la roca (así la llaman los malteses). No paro de sorprenderme de la manera en que se me van dando las cosas. Un día, a la semana de llegar, estaba por Bugibba (al norte de la isla) esperando para ir a una entrevista. Como llegué temprano, decidí sentarme a tomar una cerveza en un pub. Vi un cartel de que necesitaban personal, pregunté a la bartender a qué mail podía enviarle el cv y me dijo "a ninguno, mi jefe está acá ahora asi que hablá con él". Así lo conocí a Gino, mi actual jefe. A los
días conseguí departamento por facebook, justo a la vuelta de mi trabajo.
No me gusta decir que soy feliz porque sigo expectante a que me sigan pasando cosas increíbles, pero sí puedo decir que necesitaba esto y que estoy muy contenta de haber viajado más de 11.000km para encontrar mi (otro) lugar en el mundo.

Texto: Anyi Moreira (@pinguinadeviaje)
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