Fashion Revolution: la pregunta que incomoda al mundo de la moda: ¿Quién hizo mi ropa?
- 3 may 2018
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 8 may 2018
Se cumplen cinco años de la caída del edificio Rana Plaza, una tragedia muy grande en una fábrica textil en Bangladesh y se realiza una nueva edición del movimiento que no permite olvidar aquel lamentable derrumbe. La propuesta que presenta diferentes eventos a nivel global hoy gira en torno a una pregunta que incomoda al mundo de la moda: “¿Quién hizo mi ropa?” o “¿who made my cloth?”.

Este movimiento comenzó hace cinco años, cuando aquel 24 de abril de 2013, amanecíamos con una triste noticia: un edificio de ocho plantas que albergaba desde talleres textiles, bancos y pequeñas tiendas se derrumbó en Decca, capital de Bangladesh. Esta tragedia dejó 1138 muertos y alrededor de 2500 personas heridas, se estima que al momento del derrumbe habían cerca de 5000 personas en el edificio y que mas de la mitad de los fallecidos fueron mujeres. Esto la convirtió en la cuarta tragedia mas grande del mundo de la industria. Tal fue el impacto, que llevó a la diseñadora londinense Carry Somers a interesarse por lo sucedido, quien, junto a su amiga Orsola de Castro, decidieron fundar el movimiento que se llamó Fashion Revolution Day, día anual para canalizar la preocupación por la situación de la industria de la moda y no permitir el olvido de las víctimas de Rana Plaza.
Hoy, hace dos años que ese día se convirtió en una semana dedicada a la concientización de mejores condiciones de trabajo, todo en conmemoración a esta tragedia, esta revolución abarca la acción de más de 90 países involucrados y este año tuvo lugar los días 23 al 29 de abril.
"Hoy esta industria es la segunda más contaminante después del petróleo y eso deriva en un montón de cosas: afecta la tierra, el aire, los ríos, se emite carbono y aumenta el calentamiento global", confirmó la publicista Paula Aguirre, community manager encargada del Fashion Revolution en Argentina.
Fashion Revolution Argentina se describe como “un gran colectivo de personas que trabaja para hacer de la moda un lugar más sano. Somos un movimiento internacional que busca reconstruir los vínculos rotos en la cadena de suministros de la industria de la moda. Creemos en una industria que valore a la gente, el medio ambiente, la creatividad y la ganancia en la misma medida, es responsabilidad de todos el asegurar que esto suceda”, y su objetivo es pedir una “revolución pacífica” que exija a esta industria, que esclaviza a trabajadores y que consume los recursos que necesitarán nuestros hijos y nietos, una “industria limpia” en su más amplio sentido.
Si bien este año la sede oficial del Fashion Revolution Week se mudó a Corrientes con charlas y workshops dictados por diseñadores y emprendedores locales, una feria de diseñadores regionales, una muestra fotográfica del accidente del Rana Plaza y una exposición de maniquíes con diseños de autores regionales. En Buenos Aires, también se realizó este movimiento y uno de los encargados de llevar a cabo estas actividades fue Manto, una marca argentina que se identifica por su “diseño y arte textil, artesanal y atemporal” que además se caracterizan por el “trabajo independiente, respeto por los precios, el comercio justo”.
Carry Somers empezó a recorrer el mundo promoviendo las ideas de este movimiento, entre todos los lugares por los que estuvo llegó a la Argentina y poso su mirada en Manto, un espacio ubicado en Villa Crespo y sorprendió especialmente a las socias de la marca que allí estaban.
“Ella estuvo en Argentina, porque recorre el mundo conociendo marcas que se dedican a esto, se enteró de nuestro trabajo y vino hasta acá al showroom un día, de la nada, y si bien sabia quienes éramos y lo que hacíamos empezamos a hablar. Comprobó lo que hacíamos, que lo que publicamos era genuino y verdadero. Se fue fascinada porque acá se encontró un proyecto de más de veinte años haciendo lo mismo, trabajando con tejedores, artesanos, respetando el trabajo y en especial lo que sale el trabajo de ellos en su vida. De ahí quedamos conectadas. Este año, sabiendo que se conmemoran cinco años del derrumbamiento de esta fábrica, nos invitan desde Londres a hacer un open studio, que se trata justamente de esto, todas las actividades que surgieron esta semana. Para nosotros es un honor poder participar de este proyecto, esta bueno saber que esto que está pasando acá se estáreplicando en todo el mundo, lo están haciendo en muchísimos países marcas invitadas igual que nosotros. De repente nos encontramos con Stella McCartney y muchísimas marcas super conocidas que hoy están haciendo lo mismo, para que la gente hoy pueda venir a preguntar cómo hacen y fundamentalmente quienes hacen su ropa. La idea no es solo que nos pregunten hoy, sino que lo haga siempre”, expresó Verónica Olavide, una de las tres socias de Manto.
En relación con su compromiso con este movimiento agregó “Fashion Revolution lo que intenta es hacer tomar conciencia especialmente al consumidor. Ir por las grandes marcas o industrias es lo más difícil, pero si uno hace tomar conciencia a cada uno que compra, realmente ahí está el cambio. Por ejemplo, si compro un sweater ¿me pregunto quien lo hizo? La etiqueta confirma que viene de la India, pero dónde se hace realmente ¿está la gente que lo hizo en qué condiciones de trabajo en donde lo respetan, le pagan lo que se debe o se encuentra en una situación de esclavitud? Este proyecto se trata de eso, de hacer tomar conciencia a la gente que lo que consume este hecho de forma responsable. Porque en general la gente no sabe de dónde viene realmente la ropa.”
Esta nueva edición del Fashion Revolution contó con una valiosa presencia, la de Juan Mamani, oriundo de San Isidro, de la provincia de Salta, que es un tejedor por oficio. Algo que heredo de su padre, su familia junto a otras más logró entrar en un circuito textil responsable, donde reciben un “pago responsable”, acorde a las horas que le dedican a su trabajo y respetando los procesos productivos tradicionales.
“Juan en uno de nuestros tejedores es hijo de Herminio, también tejedor que empezó a trabajar con Clara, una de mis socias, hace ya 20 años. La familia de Juan junto a otras, lo que hacen es el telar en el norte, ellos trabajan con telar de ovejas, lo mandan por colectivo, llegan a Buenos Aires y lo que hacemos acá es el diseño, corte y confección. En cada parte del proceso de un abrigo de Manto hay artesanos. En cada diseño de un abrigo de manto hay artesanos, además de los que están en el norte, el que hace los botones es un orfebre que los hace en su taller uno a unos, el que hace los abrigos es un sastre que se llama Demetrio, que también los hace uno por uno. Manto es un proyecto que garantiza trabajo a gente que tiene una pasión o que hereda un saber hacer como oficio y que no entra en el sistema de la industria, sino que quiere seguir viviendo de esa manera “.

“En los workshops que se dictaron el martes y miércoles se hizo una muestra de los procesos de trabajo en Manto, estuvo abierto toda la semana el showroom para eso, mostrar que es fashion revolution, qué busca y quién es Manto como marca y como empresa. El proyecto ya viene hace un tiempo, este año fue especial, por conmemoración y se va a seguir haciendo. En realidad, todo los que estamos alineados con este proyecto tenemos la filosofía de la transparencia, porque nos interesa el respeto y la dignidad por el trabajo y proponer una manera de vivir que tenga que ver con eso en todos los sentidos. Es decir, consumir poco pero bueno, saber cuál es el límite de lo que uno necesita, solemos tener muchas más cosas de las necesarias. Tomar conciencia de que uno consume más de lo que uno necesita, ahí está nuestra unión con la sustentabilidad. Nosotros no somos totalmente sustentables, pero sí estamos absolutamente convencidas de que uno tiene que vivir la vida intentando ser lo más sustentablemente posible, pero en todo aspecto de la vida, no solo por el hecho de comprar una prenda sustentable. Uno tiene que ser sustentable entendiendo el significado de ese término y no se puede lograr al 100% porque si te tomas un colectivo estas contaminando. La idea es poder tener una idea frente al mundo que tenga que ver con ser más amigables, si todos hacemos lo mismo obviamente el mundo va a ser mejor”.
Para finalizar con esta propuesta, las chicas de Manto junto con Marou Rivero, socióloga e influencer de moda y cultura, salieron a la calle a dialogar con la gente a ver si podían responder a la premisa de “¿Quién hizo mi ropa?”. Si bien, no todos pudieron responder a la pregunta o no todos lo habían pensado siquiera, este movimiento sigue creciendo y sumando gente porque cada vez son mas los que toman conocimiento del hecho gracias a las marcas que se interesan no solo por el origen de sus prendas, sino que buscan mejorar esta gran industria de la moda.


Texto: Yanina Angulo
By: Julieta Quintana
Comments